Su nombre era Abelardo, aunque todos lo conocían como Abelardo “El Nadador”. Siempre que el trabajo se lo permitía, que era con bastante frecuencia, e independientemente de la estación del año en la que se encontrase, se ponía el bañador, después un albornoz, bajaba hasta el puerto y cruzaba a nado la ría. Desde Ferrol a Mugardos, ida y vuelta. Llegó incluso a ir nadando hasta A Coruña, en una travesía de más de 8 millas.
El eco de sus travesías llegó a Madrid, y la Federación Española de Natación lo seleccionó para formar parte del equipo nacional en los séptimos juegos olímpicos que se celebraron en Amberes en el año 1920. Sin embargo, y ya en Bélgica, un imprevisto le impidió participar en la competición oficial: no estaba federado.
De vuelta en España, Abelardo siguió dándose su baño diario, cruzando la ría de Ferrol a Mugardos. Ida y vuelta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario