Aunque varios fueron los motivos que nos llevaron a animarnos a hacer las mochilas y comprar unos billetes con destino a Fuerteventura, el principal fue la necesidad de escapar del frío y la humedad que nos venía acompañando en los últimos meses, y volver a disfrutar, aunque fuese por unos pocos días, otra vez del sol y las buenas temperaturas.
Pero curiosamente, en lugar de escapar de las nubes, parece que escapamos del sol, pues al día siguiente de irnos, en un cambio brusco de la climatología, las buenas temperaturas llegaron de pronto a Galicia. Sin embargo, a nosotros nos recibía Fuerteventura con nubes y vientos del norte, ofreciéndonos una cara distinta a la de las otras veces en las que habíamos estado en la isla.
Pero esta no fue la única novedad. Más que una novedad, lo siguiente que más nos llamó la atención fue algo que ya intuíamos la última vez, hace 8 años: no quiero hablar de desarrollo urbanístico, ya que esta no es la idea que yo tengo de desarrollo, pero lo que antes eran proyectos de los que se hablaba, hoy eran ya realidad en forma de nuevas urbanizaciones, calles, ... Lo peor de todo es que muchas de ellas lucían inacabadas, casi en ruinas, con un coste para el paisaje y la belleza de la isla que aunque recuperable, demuestra la inmensa pérdida de recursos que esas actuaciones han supuesto.
Pero lo que sí que no ha cambiado, son los increíbles horizontes de los que se puede disfrutar en Fuerteventura. Acostumbrados a tener en casa un solo horizonte, el del mar, allí, éstos son múltiples: el desierto, los acantilados vistos desde el mar, las dunas, ..., hasta las carreteras, se constituyen en límite entre el cielo y la tierra. Son además horizontes especialmente vivos, en donde de pronto un coche, una excursión de karts, o unos paseantes, rompen lo que hasta ahora había sido una línea perfecta.
Pero esta no fue la única novedad. Más que una novedad, lo siguiente que más nos llamó la atención fue algo que ya intuíamos la última vez, hace 8 años: no quiero hablar de desarrollo urbanístico, ya que esta no es la idea que yo tengo de desarrollo, pero lo que antes eran proyectos de los que se hablaba, hoy eran ya realidad en forma de nuevas urbanizaciones, calles, ... Lo peor de todo es que muchas de ellas lucían inacabadas, casi en ruinas, con un coste para el paisaje y la belleza de la isla que aunque recuperable, demuestra la inmensa pérdida de recursos que esas actuaciones han supuesto.
Pero lo que sí que no ha cambiado, son los increíbles horizontes de los que se puede disfrutar en Fuerteventura. Acostumbrados a tener en casa un solo horizonte, el del mar, allí, éstos son múltiples: el desierto, los acantilados vistos desde el mar, las dunas, ..., hasta las carreteras, se constituyen en límite entre el cielo y la tierra. Son además horizontes especialmente vivos, en donde de pronto un coche, una excursión de karts, o unos paseantes, rompen lo que hasta ahora había sido una línea perfecta.
Que tal Jesus!
ResponderEliminarEstupendas imagenes, unas composiciones muy buenas. La 2 y la 13 tienen un efecto muy curioso, es como si alguien hubiese cogido un rollo de papel negro y lo tirase a rodar. Por cierto, ayer sabado estuvimos por Doniños, a eso de las 17:30 aprox estabamos Carmen y yo con el perro paseando y al pasar al lado de la bateria habia un pequeño grupo sentado bajo el muro, me parecio familiar el perro, me iba a acercar pero me dio un poco de palo preguntar, es que con la edad estoy experimentando cambios de comportamiento...jeje Luego a medida que iba bajando me arrepenti, pues nada, la proxima no me corto...
El domingo estuvimos con Carlos Bremón, apenas una horita de charla en una terraza en Ferrol, ¿que te voy a contar?, una persona estupenda y que nos causa una muy grata impresión.
Un saludo y hasta la proxima!
Hola Fran, pues efectivamente éramos nosotros. La próxima vez no te cortes. Y en cuanto a Carlos, que te voy a contar: siempre es un placer disfrutar de su compañía y conversación. Un saludo!!!
Eliminar