20.7.17

Hangten nº6 y mi lugar en el fin del mundo.



Hace aproximadamente un año que Fer y Nico estuvieron por aquí por primera vez. Tras un baño en marea llena en Esmelle, sabíamos que a última hora del día habría buenas olas en el medio de la playa en Doniños, así que tras aparcar en casa emprendimos con ellos el camino que tomamos casi todos los días para ir hasta la playa. Son unos quinientos metros muy completos, que dan para cruzar un pequeño pinar, pasar por al lado del Castillo de Doniños, y bajar la Croa hasta llegar a la playa. Creo que fue en ese momento, mientras nos introducíamos en el principio del camino, cuando a Fer se le ocurrió la idea de que algún día escribiese algo para Hangten sobre este lugar.

Pasaron los meses, y creo que fue en febrero cuando un día me llamó para anunciarme que iba a haber un nuevo número de Hangten, y que le gustaría que escribiese algo. Recuerdo que su idea era un poco distinta a la que finalmente acabé reflejando en el texto. Mi envío lo acompañé de una selección de fotos (tenían que ser de Doniños). 

Meses después un nuevo número de Hangten es realidad. 158 páginas con interesantes contribuciones de otros como Pepe Birra, Mausjaus, Andrea Coleman, Kazuyoshi Sasao, ...., a vuestra disposición.

Mi lugar en el fin del mundo empieza así:

"Aunque Finisterre solo haya uno en Galicia, la verdad es que muchos otros lugares de nuestra costa se ajustarían perfectamente a la definición de “Fin de la Tierra”. El ser punto final y no de paso, y el vivir de cara al Océano, nos une con otros pueblos de la Europa Atlántica, regiones con las que compartimos múltiples referencias históricas y etnológicas, marcadas por nuestra particular localización geográfica. Durante siglos, gallegos, irlandeses, escoceses y bretones fuimos considerados como los últimos seres de la Tierra, y eso, sin duda, ha marcado nuestro particular carácter.

El ser “los últimos” ha supuesto históricamente un cierto aislamiento. Para llegar hasta aquí había que venir expresamente, y tanto nuestra orografía complicada, como nuestro clima, generalmente lluvioso, tampoco se lo pusieron fácil al visitante. Y aunque nos pueda parecer que con la mejora de las comunicaciones ese aislamiento es cosa del pasado, la realidad es que en cierto modo continua siendo así. 

De las consecuencias de esta posición geográfica apartada tampoco ha sido ajena nuestra breve historia como surfistas. Muy pocos fueron, por ejemplo, los australianos y americanos que en sus viajes a través de Europa, y en el trayecto Francia - España - Portugal - Marruecos, buscaron olas en la costa gallega durante los años sesenta y setenta. Los pocos que lo intentaron, y que se adentraron en nuestra tierra, debieron de caer fácilmente en la desesperación, sobre todo si su viaje coincidió durante los meses de invierno: perdidos en nuestra red de carreteras y caminos imposibles, rodeados durante semanas por una intensa humedad, circulando a través de una costa llena de salientes y entrantes, con kilómetros y kilómetros inaccesibles e insurfeables, solo las mentes más fuertes fueron capaces de soportarlo y no pasaron de largo. Por los escasos testimonios que nos han quedado, pocas fueron las ocasiones en las que nuestros visitantes entraron en contacto con los surfistas locales. Y esta falta de comunicación fue sin duda clave para que aquí llegase todo un poco más tarde, y para que el surf se desarrollase en Galicia de un modo más lento.

Pero el estar en una esquina, aislados, también tiene sus ventajas. Vivir cerca del punto en el que el Cantábrico se encuentra con el Atlántico, y en donde la costa gira hacia el Sur tras varios cientos de kilómetros mirando al Norte, nos permite disfrutar de numerosas playas con diferentes orientaciones. Y todo ello en muy pocos kilómetros de costa. A esta variedad, llena de cabos, ensenadas, puntas, salientes, bajos y playas, se unen las rías, creando un conjunto único en el que rompen olas de muy variadas características y formas, y en donde se puede afirmar con seguridad que, si dispones de tiempo, podrás surfear todos los días del año en condiciones de mar ordenado."

(...)

Podéis leer el texto completo pulsando AQUÍ.





















2 comentarios:

  1. Bfff casi me emociono y todo. El segundo párrafo de la página 54 es lo mejor que he leído últimamente. Soy de Getxo (Bizkaia) posiblemente vivo en una zona con los ratios más altos de Surfistas/km de olas surfeables. Pero desde hace 5 años, el persistir(y un longboard jeje), me ha permitido surfear la myoría del tiempo entre la desembocadura del abra y la playa de azkorri. Siento una conexión especial con el lugar, todavía quedan baños en solitario mientras que en la vecina Sopelana hay 30 tios se pegan por una ola.

    Felicidades por este pedazo de blog!

    Ibon

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    1. Muchísimas gracias Ibón. Me alegra que compartamos esa visión, y por mi parte animarte a seguir persistiendo. Profundizar sobre cualquier tema o lugar, y más cuando se trata de tu actividad preferida y lugar en el que vives, solo nos puede traer grandes recompensas. Un saludo y muchas gracias ....

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