16.3.09

SUCEDIÓ EN A CROA. 1960. O demo (parte I)


Vivía en una casa de piedra, de las más bonitas de una aldea de la costa gallega. Su carácter esquivo y un tanto agresivo, hacía que tuviese poca relación con sus vecinos, incluso con aquellos a los que conocía desde pequeña. Entre todos ellos se había ganado, y a pulso, el mote de “O demo”.

En sus paseos de leira a leira iba siempre acompañada de una hoz, su fouciña, que llevaba a la espalda con sus brazos cruzados y el mango en una de sus manos, agarrada con fuerza, como si siempre estuviese dispuesta a utilizarla. Cuando se cruzaba en los caminos con sus vecinos percibía en ellos, en su rostro y en el modo en cómo les cambiaba el paso, temor. Y esa sensación, ese poder, le gustaba.

Sin embargo había un camino en el que dicho temor se desvanecía. Para cruzar de un lado a otro del valle sólo había una opción: rodear el lago. El camino más lógico, el más corto y llano, no era accesible para los vecinos, ya que cruzaba el campo de tiro y los terrenos ocupados por los militares en la Croa. Entrar en el campo de tiro estaba prohibido.

Un día, sin saber muy bien por qué, decidió no rodear el lago, y llegar a casa por el camino lógico, atravesando el campo de tiro.

Superado el lago, y cuando comenzaba a subir al outeiro, un soldado le salió al paso y le dio el alto apuntándola con su escopeta. Enseguida llegó el mando del campo, un capitán de corbeta de carácter negociador. Se acercó a ella, e intentó convencerla para que se diese la vuelta y volviese sobre sus pasos. Pero en cuanto se dio cuenta la fouciña de O Demo estaba en su cuello. “Ou deixasme pasar ou rebañote o pescozo aquí mesmo”.

O Demo había extendido su sombra.

3 comentarios:

  1. Brutal. La historia me recordó a la de Grandal, un tipo inmenso que vivió hace bien de años en A Graña y al que los guardias fueron a apresar, acusado de haber desmembrado a un paisano por los tobillos. Pues bien, encontraron a Grandal tirando del arado como si de un buey se tratase, le preguntaron si era él y con un brazo levantó el arado, señaló su vivienda y les dijo "esa é a casa de Grandal e grandal son eu".

    Ai, a miña terra…

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    1. Una historia muy buena. Gracias por compartirla Roberto!!

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    2. Por cierto, te recomiendo la segunda parte: http://desdelacroa.blogspot.com.es/2009/03/o-demo-parte-ii.html

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