Fotografía cortesía de Willy Uribe: Jorge Imbert entubándose en
su primer baño en Campelo. 1987.
CARLOS BREMÓN. 1983.
La historia del descubrimiento de la playa de
Campelo como spot de surf es muy curiosa.
Años atrás, cuando todavía residía en A
Coruña, Rufino me había hablado de una playa de Ferrol que había conocido
haciendo pesca submarina. Me la describió como una playa estrecha y con muchas
piedras redondas y blancas a pie de un acantilado, y me dijo que había buenas
olas. Años más tarde, cuando yo ya llevaba viviendo en Ferrol un año, se me
ocurrió visitarla recordando lo que Rufino me contó. Pero aunque parecía una
bonita playa, al menos aquel día no tenía unas olas tan buenas, por lo que no
volví por allí.
Pero al verano siguiente, en 1983, cuando
Doniños se quedó sin olas, se me ocurrió volver a visitar Campelo. Y cual fue
mi sorpresa que cuando llegué había un metrito limpio rompiendo perfecto.
Recuerdo que me estuve metiendo durante una semana seguida con aquellas
condiciones, naturalmente en solitario.
El resto de los que hacían surf, extrañados
por mi ausencia, cuando me veían en Ferrol me preguntaban “¿Dónde estás
estos días?”. Y yo sonreía y me inventaba cualquier
disculpa.
Pero aquel secreto no se podía mantener mucho
tiempo oculto. Y cuando se descubrió, a parte de “insultarme” y lanzarme todo
tipo de “improperios”, los amigos de Doniños se trasladaron a Campelo. Y aquel
verano, aquella playa solitaria, se llenó de surfistas.
JORGE IMBERT. 1987.
Fue en uno de mis primeros
viajes a Galicia, en el invierno del año 1987. Tras llevarnos los locales, Nano
Couto, Jarpín, Keko y compañía, a varias playas, y ante la imposibilidad de
poder meternos en ningún sitio, preguntamos a nuestros anfitriones por algún
otro lugar. Nos hablaron entonces de otra playa, cuyo nombre era Campelo, en la
que rompían olas muy huecas y rápidas. Al menos esos pudimos deducir de sus
gestos y onomatopeyas. A pesar de su descripción, para ellos aquel era un lugar
al que no valía la pena ir. Sin embargo esa era el tipo de palabras que
nosotros estábamos deseando escuchar.
Nos subimos a los coches y hacia
allí nos dirigimos. Cuando llegamos pudimos observar desde el acantilado unas
olas increíbles. Ya en el agua, las series superaban las mejores de nuestras
expectativas. Y allí estaba Willy para inmortalizar el momento.
Tras salir del agua, nos
esperaba otra agradable sorpresa. Mientras nosotros cogíamos olas, vimos
subir un saco enorme con marisco a la señora que regentaba el bar que
había en la playa. Al llegar al aparcamiento, parte del contenido de aquel saco
nos estaba esperando recién cocido en una bandeja repleta de productos del mar.
Si señor, cuando se coloca bien, es una de las mejores olas de Galicia, ya sea en el peñón o en la izda.
ResponderEliminarUn saludo desde Punta Langosteira. Mu chulo tu blog!
Muchas gracias. Me alegro de que guste. A ver cuando nos vemos por Doniños cogiendo olas.
ResponderEliminarUn saludo,
Jesús
Caramba chechu, nos tenemos que reunir alguna vez, he visto surfear Campelo con 16 añitos, osea, alrededor del 79. Recuerdo la primera vez que la vi, desde la zodiac, y una panda de gente algo mayor que yo, compañeros de la Cruz Roja de Valdoviño, surfeando y asando chorizos a última hora de la tarde. Eran los amos de la playa y seguro que el mundo, para ellos, estaba en aquel momento y aquel lugar.
ResponderEliminarPues cuando quieras. Siempre has sido una fuente de interesantes historias, así que estoy seguro que me tienes mucho que contar. Un saludo,
ResponderEliminar