6.2.10

HISTORIAS. Campelo

Su descubrimiento contado por Carlos Bremón y Jorge Imbert.


Fotografía cortesía de Willy Uribe: Jorge Imbert entubándose en su primer baño en Campelo. 1987.

CARLOS BREMÓN. 1983.

La historia del descubrimiento de la playa de Campelo como spot de surf es muy curiosa.

Años atrás, cuando todavía residía en A Coruña, Rufino me había hablado de una playa de Ferrol que había conocido haciendo pesca submarina. Me la describió como una playa estrecha y con muchas piedras redondas y blancas a pie de un acantilado, y me dijo que había buenas olas. Años más tarde, cuando yo ya llevaba viviendo en Ferrol un año, se me ocurrió visitarla recordando lo que Rufino me contó. Pero aunque parecía una bonita playa, al menos aquel día no tenía unas olas tan buenas, por lo que no volví por allí.

Pero al verano siguiente, en 1983, cuando Doniños se quedó sin olas, se me ocurrió volver a visitar Campelo. Y cual fue mi sorpresa que cuando llegué había un metrito limpio rompiendo perfecto. Recuerdo que me estuve metiendo durante una semana seguida con aquellas condiciones, naturalmente en solitario.

El resto de los que hacían surf, extrañados por mi ausencia, cuando me veían en Ferrol me preguntaban “¿Dónde estás estos días?”. Y yo sonreía y me inventaba cualquier disculpa.

Pero aquel secreto no se podía mantener mucho tiempo oculto. Y cuando se descubrió, a parte de “insultarme” y lanzarme todo tipo de “improperios”, los amigos de Doniños se trasladaron a Campelo. Y aquel verano, aquella playa solitaria, se llenó de surfistas.

JORGE IMBERT. 1987.

Fue en uno de mis primeros viajes a Galicia, en el invierno del año 1987. Tras llevarnos los locales, Nano Couto, Jarpín, Keko y compañía, a varias playas, y ante la imposibilidad de poder meternos en ningún sitio, preguntamos a nuestros anfitriones por algún otro lugar. Nos hablaron entonces de otra playa, cuyo nombre era Campelo, en la que rompían olas muy huecas y rápidas. Al menos esos pudimos deducir de sus gestos y onomatopeyas. A pesar de su descripción, para ellos aquel era un lugar al que no valía la pena ir. Sin embargo esa era el tipo de palabras que nosotros estábamos deseando escuchar.

Nos subimos a los coches y hacia allí nos dirigimos. Cuando llegamos pudimos observar desde el acantilado unas olas increíbles. Ya en el agua, las series superaban las mejores de nuestras expectativas. Y allí estaba Willy para inmortalizar el momento.

Tras salir del agua, nos esperaba otra agradable sorpresa. Mientras nosotros cogíamos olas, vimos subir un saco enorme con marisco a la señora que regentaba el bar que había en la playa. Al llegar al aparcamiento, parte del contenido de aquel saco nos estaba esperando recién cocido en una bandeja repleta de productos del mar.

4 comentarios:

  1. Si señor, cuando se coloca bien, es una de las mejores olas de Galicia, ya sea en el peñón o en la izda.

    Un saludo desde Punta Langosteira. Mu chulo tu blog!

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  2. Muchas gracias. Me alegro de que guste. A ver cuando nos vemos por Doniños cogiendo olas.

    Un saludo,

    Jesús

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  3. Caramba chechu, nos tenemos que reunir alguna vez, he visto surfear Campelo con 16 añitos, osea, alrededor del 79. Recuerdo la primera vez que la vi, desde la zodiac, y una panda de gente algo mayor que yo, compañeros de la Cruz Roja de Valdoviño, surfeando y asando chorizos a última hora de la tarde. Eran los amos de la playa y seguro que el mundo, para ellos, estaba en aquel momento y aquel lugar.

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  4. Pues cuando quieras. Siempre has sido una fuente de interesantes historias, así que estoy seguro que me tienes mucho que contar. Un saludo,

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