Gonzalo Cueto. Observando la marejada.
En el año 1998 sé de un tal Gonzalo Cueto a través de una fotografía que salía publicada en la primera revista de surf plenamente gallega: Surfari. Era mi primera fotografía en una revista haciendo windsurf en la playa de Doniños, por lo que me encontraba muy agradecido a ese tal Gonzalo que me la había sacado. Pasados 10 años nos conocemos. Andábamos trabajando en la edición del primer libro que editaba el Océano Surf Club, y que recogía los 20 primeros años de historia del Pantín Classic. Gonzalo era el autor de varias fotografías que indiscutiblemente tenían que ir en el libro, entre ellas las mejores fotografías realizadas a Tom Curren surfeando en Galicia. Nos reunimos en su casa en el mes de Abril de 2008 y nos cedió para aquel proyecto todo su archivo.
Cuando a finales del 2008 le comentamos la nueva idea en el que empezábamos a trabajar, Gonzalo se volcó de nuevo en ayudarnos, abriéndonos su archivo y siendo nuestro primer contacto con buena parte de sus protagonistas. Mucho del trabajo, que nosotros comenzábamos entonces, ya lo había iniciado él hace años con los artículos que sobre Tito, Carlos Bremón y su hermano Félix se publicaron en la revista Surfari dentro de la sección “Aquellos maravillosos años”. Además de ésto, y a través de las charlas mantenidas, he tenido la oportunidad de conocer a una persona excepcional con la que comparto muchas de mis ideas y valores.
En su opinión investigar sobre los orígenes, sobre todo lo ocurrido durante aquellos años excepcionales, ha de cubrir el gran vacio que existe sobre como fueron los inicios del surf aquí en Galicia, además de corregir muchas de las inexactitudes que corren por ahí. Una por ejemplo es la de que su hermano Félix tuvo su primer contacto con el mundo del surf en un viaje que realizó a Canarias para participar en un campeonato de España de natación. Félix nunca fue nadador. U otra más increíble, que dice que su carrera profesional giró entorno al mundo de la fórmula 1 o los rallys.
"Recuerdo que la primera tabla de mi hermano Félix, fabricada por él mismo, pesaba una barbaridad. De hecho era necesario transportarla entre cuatro para echarla al mar. La tabla era de madera, forrada con contrachapado, a la que Félix había dado manos y manos de pintura para asegurar su impermeabilidad.
Un día en la playa, creo que en el año 1965, llegaron 4 australianos que para nuestra sorpresa venían con tablas de “cristal”. En realidad eran las primeras tablas de fibra que veíamos. Ese material nos facilitaría la vida en los años siguientes de modo considerable. Aquellos australianos eran muy buenos. Cuando salieron del agua Amador Rodriguez les cogió la tabla y la besó. Se la quería comprar como fuese. Los australianos debieron pensar que estaba loco, pero en realidad lo que estábamos era locos por el surf.
De aquellos días me acuerdo también de Carlos “el escayolista”. Carlos era de Avilés y tenía una inmensa Barland Rott que sus hijas utilizaban como tobogán para tirarse dunas abajo. Su tabla estaba siempre a nuestra disposición, y sólo había que pedírsela para que nos la dejase".
Y tú, Gonzalo ¿no te animaste a probar el surf?
"Sí. Yo también surfeé durante muchos años, aunque lo mío eran las tablas muy grandes. La verdad es que me pasaba más tiempo debajo del agua que encima de la tabla, pero también disfruté un montón. Aún hoy sigo disfrutando del surf a través de la fotografía, o todos los días cuando vengo al trabajo y veo que hay buenas olas en Bastiagueiro, Santa Cristina o el Orzán."
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